HOTEL BOULEVARD ATLANTICO
Esta es la historia de uno de los primeros hoteles de la Argentina. En el año 1834, la localidad actual de MAR DEL SUR formaba parte de la zona limítrofe con los indios pampas que se encontraban al sur de Azul y Tandil.
Mientras que muchos de los pueblos costeros de Argentina en esa época surgían con algunas casas bajas y un trazado de calles después, en la localidad de Mar del Sur, a más de 400 kilómetros de Buenos Aires, se levantó un hotel de estilo neoclásico de 2000 metros cubiertos, con un techo de pizarra
Mientras que muchos de los pueblos costeros de Argentina en esa época surgían con algunas casas bajas y un trazado de calles después, en la localidad de Mar del Sur, a más de 400 kilómetros de Buenos Aires, se levantó un hotel de estilo neoclásico de 2000 metros cubiertos, con un techo de pizarra
francesa caldera y usina propia y más de noventa habitaciones.
En 120 años, este gigante resistió tornados y diluvios, sufrió un incendio y saqueos, y pasó del esplendor a la decadencia. Por este hotel, pasaron inmigrantes judíos que en 1891 llegaron en el vapor Pampa, hasta elegantes huéspedes que venían en carruajes desde Miramar. Eduardo Gamba es el actual administrador y dueño del Hotel.
En 120 años, este gigante resistió tornados y diluvios, sufrió un incendio y saqueos, y pasó del esplendor a la decadencia. Por este hotel, pasaron inmigrantes judíos que en 1891 llegaron en el vapor Pampa, hasta elegantes huéspedes que venían en carruajes desde Miramar. Eduardo Gamba es el actual administrador y dueño del Hotel.
El frente del hotel respeta las líneas estilísticas eclécticas con elementos de orden neoclásico, donde se destaca la simetría, la diferenciación de volúmenes,y el cortinamiento de pilastras de grandes dimensiones.
La historia del Hotel Boulevard Atlántico se entrecruza con el inicio de la colonización judía en Entre Ríos. Los primeros pasajeros del hotel fueron alojados a fines de diciembre de 1891 y fueron un grupo inmigrantes judíos
denominados “Pampistas” por el nombre del barco “Pampa” que los trajo desde Europa a Buenos Aires luego de un recorrido accidentado por varios países.
Los “pampistas” llegaron en tren hasta Mar del Plata y de allí en 60 carretas hasta Mar del Sur para establecerse allí por un tiempo.
En la estación de Mar del Plata Muchos carros playeros esperaban para llevar a los pampistas al al Hotel Boulevard Atlántico, que distaba una legua y media, donde acamparon durante tres meses. Una vez instalados, aprendieron a montar caballo y ordeñar vacas, a pescar y a comer carne asada al aire libre.
También descubrieron el mate.
Tomaban baños de mar en la playa, que era solitaria y despoblada, en traje de Adán .Los baños de mar se organizaron en distintas playas para hombres y
mujeres por falta de trajes de baño.Debían andar 50 metros para que el agua les llegara al pecho.
Uno de los mejores salones fue acomodado como sinagoga donde se oficiaban las oraciones del díay se leían los libros sagrados, se celebraban las fiestas
religiosas y las oraciones del sábado.Será recién a partir de la década del 20´que el hotel inicia un período de esplendor.
Una vez que partieronlos pampistas hacia entre ríos, en el hotel sólo dormían
sus dueños y algunos invitados especiales. Sólo ellos disfrutaban del lujo de los decorados, las vistas de las habitaciones, o caminar la gran alfombra roja que cubría la escalera central hacia el primer piso. Recién en 1911 se abrió por completo al público, con sus más de 90 habitaciones.
Por aquellos años, los pasajeros, en su mayoría de familias tradicionales, demostraban un gran interés por el lugar,ya que de otra manera no se explicaba que recorrieran en incómodos carruajes decenas de kilómetros por tierra.
En sus amplios salones circularon también ruletas, pantallas de cine y parejas de baile toda la noche. El Hotel Boulevard Atlanticse vendió y lo adquirió el Dr. Viayo para concretar una clínica que no prosperó.
En 1916 pudo ser habilitado como hotel, funcionando en tal condición durante
muchos años.Uno de los administradores más conocidos fue el señor Agustín Cozar, el gallego, un personaje simpático y pintoresco que recibía a los pasajeros con una copa de licor y queso fresco.
En 1972, luego de pasar por varias manos, Eduardo Gamba, asiduo veraneante y actor amateur, compró el hotel, en nombre de la que era su esposa Elizabeth Fenoglio.
Entre 1983 y 1993 vivió su mejor época. Con 170 personas ocupando sus 90 habitaciones y pasajeros que sólo podían formar parte de ese exclusivo club a partir de una recomendación. En 1993 comenzó de nuevo la decadencia, y el 31 de octubre de ese año el hotel, cerrado hasta el verano, fue usurpado por
un grupo de malechores acusados de contrabando armas, drogas y prostitución.
La situación se extendió hasta febrero de 1998, con un asesinatoen el medio. Su dueño pudo recuperarlo cuatro años más tarde, cuando el hotel se encontraba muy deteriorado.
El 31 de enero de 1997, un tornado azoto el balneario y voló parte de los techos. Cuando los dueños volvieron a entrar se encontraron con un verdadero desastre. Se habían dañado irremediablemente la mayoría de las habitaciones y se habían saqueado los muebles.
En su interior todavía hoy, podemos encontrar un cuadro, un sillón, un espejo y un biombo, los únicos objetos que sobrevivieron al paso del tiempo.
El Hotel Boulevard Atlántico, sobresale por encima de las casas y resiste el paso del tiempo. Su propietario es un hombre que alguna vez interpretó a Drácula en el cine y que hoy vive en ese "CASTILLO DE VERANO" de aires surrealistas. Eduardo Gamba sueña con una inversión que rescate al gigante del olvido.
El Hotel es imponente por su estilo neoclásico europeo, por la magnífica dignidad que le dan sus armoniosas proporciones, y su tamaño. Este edificio fue declarado Monumento Histórico Municipal en el año 1988 y aunque se lo ve cerrado por fuera, el HOTEL BOULEVARD ATLANTICO esta Abierto Siempre.
Por: Arq. Pablo Grigera.
Mar del Sud y el Hotel Boulevar Atlántico, ocaso, gloria, caída y después... A fines del siglo XIX surgirán tres emprendimientos urbanísticos al sur de Mar del Plata, impulsados por el éxito de esta como centro balneario. Miramar (1888), Mar del Sud (principios de 1889) y Boulevar Atlántico (mediados de1889), nacerán asi mismo impulsados por el gran negocio que implicaba la venta de tierras, loteadas y vendidas en grandes remates.
En 1888 el agrimensor J. Eugenio Moy, a iniciativa de una sociedad anónima formada por Rómulo Otamendi, Rafael Herrera Vegas, Juan Bautista Otamendi y Julio Goyena, realizará el trazado de Mar del Sud, al norte del arroyo La Carolina, en terrenos que habían adquirido a Fernando J. Otamendi. Pese al exitoso remate de los lotes y a la construcción de un hotel hoy desaparecido, Mar del Sud no logrará desarrollarse.
A mediados de 1889 Fernando J.Otamendi, otrora propietario de las tierras de Mar del Sud, venderá un terreno de su propiedad al sur del arroyo La Carolina con el plano de subdivisión, también realizado por el agrimensor J.Eugenio Moy, al Banco Constructor de La Plata, institución bancaria que llegó a ser una de las más importantes del país a mediados de la década del 80´.
Boceto del hotel antes de su construcciónEste nuevo emprendimiento, llamado Boulevar Atlántico, ocupará las tierras de lo que hoy conocemos como Mar del Sud, ya que aún en la actualidad el desarrollo al norte del arroyo La Carolina es casi inexistente.
Para desarrollar el emprendimiento, el Banco Constructor de La Plata inicia la construcción de un hotel, el Boulevar Atlántico Hotel (que serviría de hito fundacional del poblado), así como gestiona ante las autoridades del Ferrocarril Sud la llegada de una línea férrea hasta el lugar.
El fracaso de esta gestión, así como la crisis de 1890 y la quiebra del banco, motivará a sus autoridades a vender el hotel y las tierras a la Compañía Argentina del Riachuelo, empresa vinculada directamente al ex director del Banco Constructor de La Plata, Carlos Mauricio Schweitzer. La Prensa ilustraba el hecho mencionando el grandioso remate del "espléndido hotel con 150 lujosas piezas, ya concluido desde hace mucho tiempo".
Una nueva venta en 1891 a familiares del Sr Schweitzer, y posteriormente su suicidio, marcarán el fin de los sueños de grandeza que Boulevar Atlántico había generado. Será recién a partir de la década del 20´que el hotel inicia un período de esplendor.
Mar del Sud se convertirá en los años siguientes en un lugar casi exclusivo que se desarrollará a la sombra de esa inmensa mole. A partir de los 70´su estado comenzará a decaer lentamente y "convertido en la sombra de su gran relumbrón, es el testimonio de una época.
Esta junto al mar cayéndose de a poco. Desapareciendo lentamente." En estos últimos años el ocaso se ha acentuado considerablemente. Nuevos dueños han tomado el control del edificio, sucediéndose numerosos inconvenientes que han determinado la clausura del edificio .
Se han intentado distintos caminos para interesar a las autoridades acerca del estado del edificio, pero los problemas legales, penales, la falta de dinero y la desidia han contribuido, entre otras causas, a que este edificio continúe deteriorándose cada día más.
Numerosas modificaciones, contrarias a las reglamentaciones vigentes, han alterado su fisonomía dando una imagen penosa de este edificio declarado Monumento Histórico Municipal en 1988. Desgraciadamente no son muchos los hoteles de fines del siglo XIX y principios del siglo XX que se mantienen aún en pie. Hoteles como el de Sierra de la Ventana, el Bristol Hotel de Mar del Plata, el Tigre.
Hotel o tantos otros, testigos de una época de esplendor, han desaparecido para siempre. Creo que toda propuesta de rescate deberá considerar en primer término la difusión y publicidad de las características e historia del edificio, así como es fundamental la toma de conciencia por parte del municipio del valor patrimonial del bien, ya que sus características, sistemas constructivos y materiales son un excelente muestrario de la arquitectura de fines del siglo XIX, y por lo tanto un valor inestimable a tener en cuenta en su valorización.
Esperemos que ese "después" al que alude el título de este trabajo, nos permita vislumbrar un destino más acorde con la historia y arquitectura de este hermoso edificio.
Arq. Pablo Grigera.